Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Bereshit     24 de Tishrei 5771


Rav Elishá Aviner “Las inclinaciones del corazón del hombre son malas desde su mocedad”
Rav Elishá Aviner

En la Gmará (Sanhedrin 91B) es citada una discusión entre Rebi y Antoninus, “¿desde qué momento el Ietzer HaRrá (mal instinto) somete a la persona?”. Rebi opinaba que el Ietzer HaRrá comienza su acción ya desde el momento de la creación, es decir, cuando comienza a formarse el feto. Pero finalmente asintió con Antoninus, que el Ietzer HaRrá somete a la persona sólo “desde el momento que sale”, es decir, a partir del nacimiento. Él encontró un versículo que apoya esa opinión: “El pecado yacerá a la puerta” (Bereshit 4:7). La puerta, es la salida de la matriz. El pecado se encuentra sólo a la puerta de la matriz - y no antes. En otro Midrash (Bereshit Rabah 34) hay otra versión un poco distinta de esa discusión. Allí, el versículo que Rebi cita apoyando la opinión de Antoninus es “las inclinaciones del corazón del hombre son malas desde su mocedad” (Bereshit 8:21) – el término “mocedad” en hebreo está escrito de forma tal que puede ser interpretado como de momento que se dispone a salir del vientre materno.
Nuestros sabios citan otra discusión entre Rebi y Antoninus: “¿Desde qué momento le es entregada el alma a la persona?” También en esa discusión Rabí Iehudá aprende de Antoninus que el alma le es entregada en el momento de la fertilización (Rashi: “Cuando el ángel toma la gota y la trae frente a D’s y pregunta qué será de ella - enseguida le es entregada el alma y la vida”).
En esa aseveración – que el Ietzer HaRrá influye en la persona sólo de momento que sale del vientre materno – hay algo optimista y algo pesimista. El aspecto optimista es que el Ietzer HaRrá no es algo que está relacionado con la esencia misma de la persona, sino que es algo que surge a consecuencia del encuentro con la vida práctica. En contraste con él – que surge sólo en el nacimiento y el encuentro con la vida – el alma antecede al nacimiento, y eso nos enseña que es algo más esencial que el Ietzer HaRrá.
Pero también hay un aspecto menos optimista: El encuentro con la vida misma somete a la persona al Ietzer HaRrá, incluso tratándose de un bebé recién nacido. A partir del nacimiento, el Ietzer HaRrá no deja en paz a la persona. Tendrán que pasar 13 años hasta que surja el Ietzer HaTov (buen instinto) y pueda gobernar. Como dicen nuestros sabios: “El Ietzer HaRrá es 13 años mayor que el Ietzer HaTov, porque el Ietzer HaRrá nació desde la salida del vientre materno y crece con la persona. Comienza a trasgredir el shabat, y no hay quién lo impida. Se dirige por el mal camino, y no hay quién lo impida. Después de 13 años, nace el Ietzer HaTov” (Psikata DeRav Kahana, Nispajim 3).
13 años de gobierno del Ietzer HaRrá no se deben tomar a la ligera. El Ietzer HaRrá ya logró dejar su huella en el niño – joven, e influir en la formación de su personalidad. ¡¿Acaso después de tantos años de gobierno sin control del Ietzer HaRrá será capaz el Ietzer HaTov de revertir la situación y borrar las huellas del pasado, y forjar una personalidad que sea toda ella buena?!
La respuesta a esa pregunta se encuentra en un Midrash que describe de otra forma el período de la niñez. El Midrash se basa en el versículo de Kohelet (Eclesiastés): “He aquí, solamente esto he hallado, que D's hizo recto al hombre, mas ellos se han buscado muchos artificios” (Kohelet 7:29). “D’s – que es llamado justo y recto – creó a la persona a Su imagen y semejanza para que sea justa y recta como Él. Y si tú dirás: ¿Por qué creó al Ietzer HaRrá, como dice el versículo ‘las inclinaciones del corazón del hombre son malas desde su mocedad’? Tú [D’s] dices que es malo, ¿quién podrá hacerlo bueno? Dijo D’s: Tú [el hombre] lo haces malo. ¿Por qué un niño pequeño – de 5 años, 6, 7, 8 y 9 – no peca? Sólo a partir de los 10 años, cuando cría al Ietzer HaRrá, comienza a pecar. Y si tú dices: La persona no es capaz de cuidarse a sí misma, dice D’s: Tú [el hombre] lo has hecho malo. ¿Por qué cuando eras un niño pequeño no pecabas, y ahora que lo has hecho crecer pecas?”.
Ese Midrash habla del tema que si “las inclinaciones del corazón del hombre son malas desde su mocedad”, ¿qué posibilidad hay que la persona sea buena? Si D’s plantó dentro nuestro un instinto que es malo, ¿acaso pretende que seamos buenos? El punto álgido de la respuesta, es que el niño no nació malo, y la prueba está que por lo general en los primeros diez años de su vida el niño no peca. Respecto a esa época, se puede citar el versículo que “D's hizo recto al hombre”. Sólo después de los 10 años, comienza otra época, la época de “ellos se han buscado muchos artificios”, el retorcimiento y las complicaciones que conducen al mal. En efecto, un niño pequeño no peca. Él es inocente, y quiere hacer el bien. Es disciplinado, y es posible encaminarlo por el buen sendero. Él obedece a sus padres y maestros, presta oídos a los sermoneos. También si se tropieza, es posible elevarlo nuevamente al buen camino. Sólo a los diez años de edad comienza el niño a presentar algunas señales de astucia, y dirigirse en direcciones menos deseables. Se ocupa mucho tiempo de sí mismo, y de satisfacer sus placeres materiales. El Ietzer HaRrá ha despertado, y late con fuerza.
La intención del Midrash es aprender del comportamiento del niño pequeño que el mal no es algo relacionado con la esencia del hombre, y por ello también si la persona se arruinó a sí misma, “lo has hecho crecer”, tiene la posibilidad de volver a la situación inicial, vivir sin pecado y sin deterioro.
¿Acaso ese Midrash está en contradicción con la Gmará y los Midrashim que determinaron que el Ietzer HaRrá influye de momento que sale del vientre materno? Hay quienes así piensan: Los Midrashim opinan distinto en cuanto a la esencia del hombre, si es mala o buena. Pero Rabí Tzadok HaCoehn de Lublin (Pri Tzadik, Ree) dice que no son opiniones contradictorias, sino que complementarias:
La persona no nació con Ietzer HaRrá, sino que con Ietzer – es decir, deseo. Ese deseo puede ser dirigido en dirección positiva, o negativa. El Ietzer nace de momento que sale del vientre materno, pero un niño pequeño no pecará – porque el Ietzer en sí no es malo, y el niño ni siquiera sabe qué es “malo”. “En ese entonces [los primeros años de su vida] no tiene conocimiento de ningún mal, sólo le fue creado el deseo, el anhelo constante”. La tarea de la persona es desear el bien, “anhelar la Torá y sentir satisfacción de ella”. Cuando crece de edad [10 años] y se encuentra con las complicaciones de la vida práctica, el niño orienta ese Ietzer en direcciones negativas, bajos deseos. Esa es la intención del Midrash cuando dice “tú lo hiciste malo”.
Esa es también la intención de nuestros sabios cuando dicen “creé el Ietzer HaRrá, creé también la Torá que es su condimento”. ¿Cómo es la Torá un “condimento” del Ietzer HaRrá? Contesta Rabí Tzadok: La Torá no borra el Ietzer, sólo borra el mal. Ella orienta el Ietzer en dirección del bien. En vez de invertir el anhelo y el deseo en satisfacciones y bajas pasiones, se puede tomar ese anhelo mismo y dirigirlo en dirección de la Torá, satisfacciones espirituales que pueden ser alcanzadas a través del cumplimiento de la Torá y su estudio. 

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Rav Shlomó Aviner Buen corazón
Rav Shlomó Aviner

Pregunta: Uno de los criterios más importantes para la elección de la pareja – si no el más importante – es buen corazón, como muchos dicen. Pero en la práctica no es nada fácil verificar si el corazón de la futura pareja es bueno en encuentros de algunas horas, sobre todo cuando a veces los sentimientos pueden encandilarnos y borronear cualidades negativas. Entonces, ¿cómo se puede verificar?
Respuesta: En efecto, fue determinado en el Shuljan Aruj (el libro de halajá por excelencia) que se debe escapar del casamiento con una persona que no tiene buen corazón: “Todo el que es atrevido, cruel, odia a las personas y no brinda, se sospecha que es de la simiente de los guivonitas” (Shuljan Aruj, Even HaEzer 2:2). No sólo que no es una buena pareja, sino que quizás ni siquiera es judío.
Y eso ya lo aprendimos de Eliezer, el sirviente de Avraham que recibió la imponente tarea y responsabilidad de encontrar una pareja para nuestro patriarca Itzjak – de lo que dependía el destino de Am Israel (el Pueblo de Israel). De camino, decidió que no buscará una muchacha rica, ni inteligente ni hermosa: La muchacha a la que le pida agua, y ella le entregue de corazón será la correcta. “Sea esta la que designaste para Tu siervo Itzjak” (Bereshit 24:14) – ella es adecuada para él, que sea brindadora. Y es lo adecuado para la casa de Avraham (Rashi).
Pero, ¿cómo podremos probar a la futura pareja? Por ejemplo, si el muchacho no te compra alguna bebida – no tiene buen corazón. Si te deja sola al final del encuentro en la noche – no tiene buen corazón. Si critica tus ideas, tus sentimientos, tus deseos – no tiene buen corazón. Si te da órdenes – qué oficio aprender, cómo debes vestirte – no tiene buen corazón. En cualquiera de esos casos, presta atención a esas luces de advertencia. Cuídate y verifica.
Pero no alcanza con ello, porque hay un muchacho que es muy amable en condiciones cómodas, pero cuando la realidad le es difícil, de pronto irrumpe la fiera humana. Por ello, por favor, después que las relaciones entre ustedes se basaron, crea en forma artificial situaciones de ese tipo, para verificar su reacción. Yo se que te pido algo difícil, pero no hay más remedio. Alguna vez podrás llegar con mucho retraso a la cita, y verificar cuál es su reacción. Puede que se enoje – todos nos enojamos, somos sólo personas. Pero todo depende de cómo se enoja. O puedes proponer que se sienten adentro. No: Afuera. En realidad, es preferible adentro, pero también afuera: En resumen, vuélvelo loco y verifica cuál es su reacción. Porque después del casamiento seguramente – sin intención – puede que lo vuelvas loco. Encarga un jugo… no, no es rico. En realidad, no querías jugo… El principio está claro.
Pero con todo eso no alcanza, y la regla es que no se fija una cita sin antes averiguar. Antes de encontrarse hay que interesarse preguntando personas objetivas, en los que se puede confiar y conocen al muchacho o la muchacha. Se les puede preguntar a sus maestros o amigos, que viven junto con él en los dormitorios de algún instituto de enseñanza, o los soldados que prestan servicio con él en su unidad. Todos ellos lo conocen en condiciones reales, de tensión y dificultades.
En efecto, el sentimiento encandila. Hay que cuidarse mucho de él. Él no puede ser el que determina por supremacía, tratándose de una decisión tan seria y crítica – sólo un factor secundario. Antes que nada, hay que averiguar si la propuesta es adecuada, si se encuentra en el “campo de elección” de todas las parejas potenciales lógicas. Y sólo dentro del “campo de elección” se debe utilizar el sentimiento.

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
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