Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Pinjas     24 de Tamuz 5775     No 1026


Rav David Landau

El nombramiento de Ioshua
Rav David Landau

Nos vamos acercando, lentamente, a nuestro lugar fijo. En la Parasha Jukat nos despedimos de Miriam y Aharón. Miriam y Aharón pertenecen al orden de la marcha en el desierto, y cuando nos acercamos al fin del trayecto, ellos nos dejan. Nosotros continuamos andando en el desierto, nos acercamos hacia la entrada de la tierra, y por ello “el Eterno le dijo a Moshé… y luego tú serás recogido a tu pueblo” (Bamidvar 27:12-13). “Tú tampoco entrarás allí” (Dvarim 1:37). ¿Qué será con todo ese pueblo, sin sus líderes? La reacción de nuestro Rav Moshé - equivalente a todo Am Israel (el Pueblo de Israel) - es: “Que el Eterno, Señor de los espíritus de toda carne, nombre a un hombre sobre la asamblea”. Y por ello “le dijo el Eterno a Moshé, toma para ti a Ioshua Bin Nun…” ése será el hombre “que salga al frente de ellos y que entre al frente de ellos” (Bamidvar 27:16-18), en la conducción del pueblo y en situaciones de lucha. Todo eso es parte del proceso del pasaje del desierto a Ierijó y a Ierushalaim. Ese es el contenido de la mayoría de la Parashá: Emancipación del desierto, y preparación para la entrada en la tierra. Hay que ver ese majestuoso avance, la obra de la conducción Divina, el orden del que “llamó a las generaciones desde el principio” (Ishaya 41:4). Hay que comprender que todas las dificultades en el desierto y todos los avances en el desierto van completando la palabra de D’s, que figura en la edificación de Am Israel, la Casa de Israel y el Reinado de Israel.
Nuestros sabios describen a Ioshua como quien “ordenaba los bancos” en el Beit Midrash (centro del estudio de la Torá) de nuestro Rav Moshé. Y junto con ello, él fue ordenado: “Sal, combate a Amalek” (Shmot 17:9). En base a la profundidad de la espiritualidad, de la profundidad de la Torá que es el alma de Israel, de las elevadas alturas del kodesh (lo santo) y la manifestación de la Shjina en Israel, de la fuente auténtica de la Torá y la profecía en Israel – se continúa con el militarismo. Sólo en base a la ieshivá
(centro de estudio de la Torá), en base a la kdushá (santidad) de la Torá y su vigor, en base a la grandeza de espíritu en Israel, tiene valor y tiene su lugar el militarismo, en las generaciones anteriores y también en la nuestra. “La Torá del Eterno es íntegra” (Tehilim 19:8) y la obra de D’s es plena: La Torá comprende la plenitud del alma de Israel junto con la plenitud del cuerpo de Israel, la elevada espiritualidad de Israel y la manifestación de la Shjina en Israel, junto con la práctica del ejército según la interpretación más sencilla, todo eso como preparación para la entrada a la tierra.
Debemos independizarnos de los gentiles, pero en base al vigor de la Torá, la grandeza de la Torá, la profundidad de la Torá y la kdushá de la Torá, en base a la vinculación con D’s y valentía de espíritu auténtica, en base a la elevación del raciocinio Divino del que somos merecedores a través del acostumbramiento en el estudio en profundidad y extensión de la Torá. Cuanto más nos acostumbremos a degustar el sabor de la aclaración de los temas hasta llegar a la halajá, seremos más merecedores del vigor, la valentía y el arrojo, clara perspectiva y consideración, elevación de la pureza y la alta moral, dentro nuestro, y en base a nuestro contenido, añadido de Santificación del Nombre de D’s en todo lo largo y ancho de nuestra tierra, frente a los ojos de todas las criaturas de la tierra (según Sijot HaRav Tzvi Iehudá, Bamidvar pág. 375-382).


Rav Shlomó Aviner

10 años de la destrucción de Gush Katif
Rav Shlomó Aviner

Pregunta: ¿Qué debemos pensar respecto a la destrucción de Gush Katif (los asentamientos judíos de la Franja de Gaza)?
Respuesta: Fue una terrible desgracia. Un pecado terrible. Pero en general, se debe evitar “rumiar” todo el tiempo, pensando en lo que ya pasó. No hay que mirar todo el tiempo atrás, de lo contrario nos convertiremos en una estatua de sal, como la esposa de Lot. Debemos mirar adelante. Por ello la persona tiene los ojos en la cara, mirando adelante y no atrás.
Pregunta: ¿Eso no es evasión del dolor?
Respuesta: Eso es superar el dolor. Varias veces le pregunté a mi padre z”l sobre lo que pasó en el Holocausto bajo el gobierno Nazi. Me contestó: ¡Eso quedó atrás, hay que mirar adelante! Una vez lo conté, y las personas me dijeron que también sus padres así dicen, y gracias a ello lograron subsistir y también yo subsistí (por supuesto, no estamos comparando la destrucción de Gush Katif al Holocausto).
Pregunta: ¿De esa forma no estamos perdonando con demasiada facilidad a los que causaron esa destrucción?
Respuesta: Es cierto que fue una destrucción, destrucción del Clal (totalidad genérica), destrucción de los particulares, destrucción de la nación, destrucción de la Torá. Y junto con ello, “no te vengarás y no guardarás rencor” (Vaikra 19:18). Somos un mismo pueblo. Fuimos un mismo pueblo antes de la expulsión, y somos un mismo pueblo después de la expulsión. También después de la destrucción de Gush Katif la vida continúa. En el Talmud Ierushalmi hay una alegoría, para explicar la prohibición de la venganza: Si una persona cortando carne por equivocación hirió con su mano derecha a su mano izquierda, ¿acaso la mano izquierda tomará el cuchillo para herir la mano derecha en venganza? ¡Es una misma persona! Bienaventurados somos, que también después de la destrucción de Gush Katif quedamos un mismo pueblo.
Pregunta: ¿Qué quiere decir que quedamos un mismo pueblo? ¿Qué temíamos que ocurra?
Respuesta: Una guerra civil. En situaciones de crisis, siempre puede estallar una guerra civil. Es lo peor.
Pregunta: ¿Quiere decir que siempre debemos renunciar, por el temor a una guerra civil?
Respuesta: Eso quiere decir que todo lo que hacemos en nuestra tierra debemos hacerlo junto con nuestro pueblo. No estamos solos. Nos encontramos junto con todos. Esta no es nuestra tierra particular, es de toda la nación. Y todos juntos decidimos. A veces se decide en forma correcta, a veces no. Pero por amor a la verdad, debemos confesar que casi siempre se toman buenas decisiones, y por ello tenemos un país del que nos podemos enorgullecer. Y por supuesto, regresaremos a Gush Katif.
Pregunta: ¿Y qué debemos hacer para que algo así no vuelva a ocurrir otra vez? ¿Acaso hay peligro que vuelva a ocurrir?
Respuesta: Por supuesto que hay peligro. Mientras no ocurrió nunca, no había que sospechar de los correctos que hagan una terrible injusticia como esa. Pero de momento que fue hecho, hay que estar a la guardia todo el tiempo. En cuanto a la pregunta de qué debemos hacer para que no vuelva a ocurrir, está claro que para curar la enfermedad hay que comprender su origen. ¿Quién es sabio? El que sabe la causa de las cosas. Y la causa es que nuestro pueblo no está enamorado de todo lo largo y ancho de nuestra tierra, no comprende lo suficiente el valor de toda nuestra tierra. Hay que explicar, aclarar, convencer, enseñar.
Pregunta: ¿Explicar que es peligroso desde el punto de vista de la seguridad, como vemos lo que ocurrió y lo que ocurre por haber entregado Gush Katif al enemigo?
Respuesta: Las explicaciones de seguridad son sólo secundarias, no son lo principal. Es un hecho, que entregamos la zona de Iamit y hasta hoy en día tenemos paz con Egipto. Está prohibido entregar parte de nuestra tierra incluso si ello nos conducirá a la paz, y es una mitzva quedarse allí incluso si eso acarrea problemas de seguridad. Por Eretz Israel (la Tierra de Israel) se necesita sacrificio.
Pregunta: ¿Cómo explicar eso en forma clara a todos los sectores de la nación?
Respuesta: La relación entre un pueblo con su tierra, es como la relación entre marido y mujer. Cada uno se sacrifica por el otro, para bien y para mal. Son una sola persona. No se separarán porque los amenacen. Así dice el profeta Ishaya: “Como un muchacho se desposa con una doncella, así tus hijos se desposarán contigo, y como el novio se regocija con la novia, así se regocijará tu Señor contigo” (Ishaya 62:5).
Pregunta: Eso puede llevar mucho tiempo. Y hay quienes no lo entienden.
Respuesta: No precisamente. Am Israel (el Pueblo de Israel) se divide en tres: Los convencidos, que no necesitan de tu convencimiento. Los que están convencidos al revés, y nuestras explicaciones no ayudarán nada, por lo menos a corto plazo. Y la mayoría, que titubea, un día piensa así, otro día piensa asá, y está sediento de escuchar, y justamente palabras elevadas.
Pregunta: ¿No es un contenido demasiado alto para él?
Respuesta: Por el contrario. Nuestra generación es una generación grande. Una vez, el Ministro de Seguridad Raful dijo: Está prohibido retirarse de Iehudá y Shomrón (Judea y Samaria) porque es peligroso para Eretz Israel. Nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá le envió una severa carta diciendo: ¡Está prohibido retirarse de Iehudá y Shomrón no para proteger a Eretz Israel, sino que porque ellos mismos son Eretz Israel! Le dijo un alumno a nuestro Rav: ¿Pero a fin de cuentas él se opone a retirarse? Le contestó nuestro Rav: Este pueblo necesita escuchar palabras grandes. Insistió el alumno: ¿Quizás de tan grandes pasarán por encima de las cabezas? Le contestó nuestro Rav: Cuando nuestro Rav Moshé arguyó delante de D’s que “ellos no me creerán” (Shmot 4:1), fue amonestado por D’s. Am Israel son creyentes hijos de creyentes, y hay que hablarle en términos de fe elevados. Es decir: Esta es nuestra tierra.
Pregunta: ¿En resumen?
Respuesta: Esta es nuestra tierra desde nuestros antepasados, es nuestra tierra que nos fue entregada por D’s, es nuestra tierra para toda la eternidad.