Edición semanal
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Parashat Vaiakhel - Pekudei     23 de Adar 5775     Parashat Para     No 1010


Rav Lior Engelmann

Arte y fe
Rav Lior Engelmann
(reimpresión)

Junto con el regreso de Am Israel (el Pueblo de Israel) a su tierra, surgió la creatividad artística israelí. Al principio ella fue patrimonio de los apodados “jofshiim” (libres - judíos laicos) - y el arte fue atrapado por los hechizos de la secularidad. Los artistas se sintieron totalmente libres para hacer todo lo que se les ocurrió y expresar todo lo que sintieron - sin necesidad de discriminar entre impuro y puro, entre bueno y malo. La libertad de expresión se convirtió en la liberación del mundo de su Creador, la emancipación del israelí de su emuná (fe). El artista no vaciló en atacar – a través de su obra – todo lo santo para nuestro pueblo.
Los artistas son los que transforman los pensamientos de los intelectuales en patrimonio de todo el público. En la sociedad secular se destaca su papel como el travesaño central, que aúna los pensadores con el público general – y justamente entre las personas creyentes, tal parecería que hubiese un abismo entre los que estudian en el Beit HaMidrash (centro de estudio de la Torá) y el público general. Un abismo de falta de creatividad artística. La potencia que se esconde en el arte era amenazante a los ojos de las personas creyentes, y entre ellas la creatividad artística era pobre. La mayoría de los cantos jasídicos los escribió el rey David, les compuso música Rav Shlomó Karlibaj - y otros campos de creatividad, no había...
En los últimos tiempos, somos testigos del comienzo de una revolución: El público creyente siente la necesidad de creaciones artísticas distintas, un anhelo que no es saciado por las obras de arte seculares. Y al mismo tiempo surge un espíritu de creatividad artística que se revela en muchos. Cuando surge un espíritu de ese tipo en las almas de los artistas, es una señal que la Torá no puede continuar encogida sólo en el Beit HaMidrash, entre libros y letras: La Torá vive y arde, desea irrumpir y revelarse, desea encontrar su camino - del corazón del artista al mundo – a través del baile y los cantos, de la música y los dibujos.
Por lo visto, para ser acreedor del título “Artista Creyente” no alcanza con una kipa coronando la cabeza y cuatro flecos al viento: Es necesario una gran y profunda reflexión antes de comenzar a crear. El arte es nombrado en nuestra Torá kdoshá (santa) en entornos antagónicos: Por un lado, el arte aparece en los Diez Mandamientos en forma negativa, como dice el versículo “no harás para ti escultura, ni forma alguna de lo que está arriba en el cielo, ni de lo que está abajo en la tierra...” (Dvarim 5:8). Por otro lado, encontramos en nuestra Parashá al artista Betzalel como una figura central en la edificación del Mishkan (Tabernáculo): “Ved que el Eterno ha llamado por nombre a Betzalel, hijo de Uri, hijo de Jur, de la tribu de Iehudá, y le ha llenado del espíritu de D’s, en lo relativo a sabiduría, inteligencia y ciencia, y toda suerte de artesanía” (Shmot 35:30). Hay un arte que es como un dios ajeno, y hay un arte que es como la manifestación de la inspiración Divina, un arte de emuná. Es difícil desentenderse de la similitud de ambos términos - umanut (arte, en hebreo) y emuná - y debemos identificar el vínculo entre ellos.
El arte, en principio, es capaz de elevarse por encima del presente. El creyente tiene la facultad de mirar una situación determinada desde un punto de vista de eternidad y continuidad. Estamos acostumbrados a que los artistas son pasajeros en forma extrema: El artista promedio logra crear su obra sólo en una circunstancia determinada y en un lugar determinado, depende de la “inspiración” que siente en un momento dado. Los pintores acostumbran a firmar con su nombre y con la fecha, como diciendo “en este momento”. El artista de emuná no se “hunde” en un momento determinado: Es cierto que puede – e incluso debe – expresar las dificultades de una realidad determinada, pero también es capaz de esbozar con su pincel líneas de esperanza y optimismo, que emanan de la convicción de la bondad del Creador y Director del mundo. El artista de emuná se adhiere a la eternidad, a lo estable, y no le permite a los cambios estacionales y cambios de humor convertirse en el todo. La creación artística del artista de emuná es una imagen de sí mismo, y de momento que él mira al mundo con ojos buenos, también su creación artística irradia emuná y bondad a todos los que la contemplan.
En el prólogo a su libro (Agam – Emuná VeIahadut) escribe el escultor Iaacov Agam que la prohibición “no harás para ti escultura, ni forma alguna” se refiere principalmente al dibujo de D’s mismo como una escultura, como una realidad estática - y por lo tanto todo el mundo como un maniquí sin movimiento, carente de la posibilidad de desarrollarse y avanzar. El artista que tiene emuná, que cree con certeza que el mundo va progresando, que es capaz de avanzar en el plano de los valores y la moral – no hace un maniquí. La Gmará describe a Betzalel como un director – es decir, un líder. En su libro “Ein Aya” explica el Rav Kuk que todo el que miraba la creación artística de Betzalel, no sólo que no se hundía en su aspecto físico, sino que por el contrario, se elevaba y se colmaba de emuná.
En cuanto al Becerro de Oro, dice la Torá: “Se han apartado pronto del camino que Yo les prescribí, se han hecho una máscara fundida” (Dvarim 9:12). El artista secular invierte toda su atención en el material que es visto – y de esa forma su creación se convierte en una máscara, un velo que separa al mundo de su Creador, una cortina entre la creación y el que la creó. El artista de emuná logra esbozar con líneas suaves de bondad el encuentro entre la creación y su Creador, quita la máscara y nos acostumbra a través de su creación artística a observar al mundo y a su Dueño de una sola mirada plena. “La habilidad auténtica del artista, cuando se encuentra en la cúspide... reconocer la profundidad de la naturaleza de la realidad, ya sea su aspecto material como su aspecto espiritual, y la relación de todas sus partes, espirituales y materiales” (Ein Aya, Brajot). Los artistas se caracterizan por su capacidad de diferenciación exacta, hasta los más ínfimos detalles. Un artista nunca permanecerá indiferente cuando alguien intente cambiar algo de su obra, incluso una pequeña línea. El artista de emuná logra ver al mundo de esa forma, como la obra del Artista Divino, a la que debemos allegarnos con santo temor para no arruinar nada en ella, ni un pequeño detalle.
En primer lugar, el artista crea de sí mismo, descubre a través de su obra – canto, escritura, baile y escultura – distintas capas de su personalidad, que la palabra medida no es capaz de expresar. De la misma forma que las palabras de una persona pueden revelar una gran y rica verdad, pero pueden convertirse en un arma dañina, también la obra de arte es un arma de doble filo. De momento que no se puede convertir en un artista de emuná “de la boca para afuera” – porque un arte de ese tipo es hipócrita y falto – el que quiere crear obras de arte con emuná, debe colmar su ser con una gran emuná en nuestra auténtica Torá que arde en su interior, y esa es la fiel garantía que su obra será kdoshá (santa).
Que D’s nos haga merecedores de elevados artistas, cuya obra se encuentre “a la sombra de D’s”, artistas de emuná.
Este artículo es dedicado en memoria de Adi Jaia Diamant z”l – una artista colmada de emuná.

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Rav Shlomó Aviner

Sherut Leumi para muchachas
Rav Shlomó Aviner

Pregunta: Por supuesto que el servicio militar para muchachas está prohibido terminantemente, como determinaron los grandes Rabanim (Rabinos) de Israel, y sobre todo la Rabanut HaRashit LeIsrael (el Supremo Rabinato de Israel) que prohibió todo marco de servicio militar para muchachas. Pero en cuanto al Sherut Leumi (marco voluntario civil), hay grandes Rabanim que lo negaron, y hay otros que lo alabaron, lo que genera confusión.
Respuesta: Tanto los unos como los otros tienen razón. ¿Por qué lo rechazan los que lo negaron? Escribió el Staipler (Rav Iaacov Israel Kanievsky) la razón: “Está claro que la mayoría como todas de las muchachas que se enrolaron se corrompieron y decayeron, ya sea en su fe, sus convicciones y ya sea en la kdushá (santidad) de Am Israel (el Pueblo de Israel) y el cuidado de la religión” (Karina DeIguerta, 9127). Todo depende de la realidad, y no se puede negar los hechos: Si la muchacha se corrompe, es una mitzva que es cumplida a través de una trasgresión, lo que es considerado trasgresión. Y si ella se eleva desde el punto de vista espiritual, es una mitzva. Por ello, tienen razón los que se oponen y los que lo alaban – todo depende de las circunstancias.
Y en general, una pregunta de ese tipo no son los Rabanim los que tienen que determinar, por más grandes que sean, sino que la Rabanut HaRashit, que es la encargada de preguntas generales de ese tipo. Así dijo nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk: “Se hicieron disputas para que el Sherut Leumi sea prohibido para muchachas. Un talmid jajam (erudito del estudio de la Torá) llegó para aconsejarse conmigo. Le dije: El que realmente quiere saber y aconsejarse, y no arruinar y confundir, sólo un consejo tengo para él – que le pregunte a los Rabanim HaRashim. Toda persona con cabeza entiende que eso es lo que hay que hacer. Ellos tienen la responsabilidad, ellos no son menos que todos los que hacen los altercados” (Sijot HaRav Tzvi Iehudá, tomo 5, Binian HaBait, Pág. 58 inciso 14).
En efecto, el 3 de Av del 5713 el Rav HaRashi de aquel entonces, el Gaón (genio del estudio de la Torá), el Rav Hertzog le escribió al Primer Ministro pidiéndole que se arrepienta de su intención de presentar en el Kneset (Parlamento) la ley de Sherut Leumi (Sefer HaRabanut HaRashit LeIsrael, pág. 134). Nuevamente lo pidió el 23 de Tevet del 5714 (Sefer HaRabanut HaRashit LeIsrael, pág. 1348).
Pero en el año 5730 el gobierno autorizó esa ley. Fue formada una Asociación de Voluntarismo en el Pueblo, que comenzó a organizar el Sherut Leumi voluntario de muchachas religiosas. Y el 2 de Sivan del año 5734 dijo el Rav HaRashi, el Gaón, el Rav Shlomó Goren: “El que las muchachas religiosas hagan Sherut Leumi es una gran mitzva de la Torá, y a veces su actividad en los poblados alejados es más importante que el servicio militar de las muchachas en el ejército” (Sefer HaRabanut HaRashit, pág. 1413).
Pero no todo lo que se hizo por parte de la Asociación de Voluntarismo fue conforme a la opinión de los Rabanim HaRashim.
Por ello, a su pedido, se formó una comisión investigadora en el año 5747, en la que también habían integrantes de la Rabanut HaRashit (Sefer HaRabanut HaRashit, pág. 606, 191 acotación 94). Las conclusiones de esa comisión fueron publicadas el 16 de Av del 5747 en gran extensión. Algunos puntos:
1. El Sherut Leumi es destinado para muchachas con un nivel religioso apropiado.
2. Hay que crear Midrashot (centros de estudio de la Torá para muchachas) en las que estudiarán las muchachas a lo largo de su servicio en el Sherut Leumi.
3. Se necesita una profunda y amplia preparación que comenzará ya en los estudios de liceo.
4. Condición de todo servicio será que las muchachas no sean dañadas desde el punto de vista religioso o sentimental.
5. El Sherut Leumi no será en papeles que pueden ser desempeñados por trabajadores pagos.
6. Educación es el servicio más adecuado, pero no trabajos técnicos.
7. En el Sherut Leumi en hospitales hay muchos inconvenientes.
8. Cesar inmediatamente el Sherut Leumi en Mad”a (Maguen David Adom, servicio de emergencia médica nacional), cárceles, jurados y en la policía.
9. Se necesita acompañamiento y vigilancia, incluso en las viviendas.
“A pesar de los logros de la Asociación de Voluntarismo en el Pueblo en el pasado, nuestra conclusión categórica es que la directiva actual no puede continuar su actividad, por todos los desperfectos que serán detallados a continuación de las conclusiones” (todas las recomendaciones fueron impresas en Iturei Cohanim 204, pág. 41). En la práctica, no hubo ningún cambio.
El 17 de Kislev del 5746 el Rav HaRashi de aquél entonces, el Gaón, el Rav Avraham Shapira expresó su opinión: “Es muy importante el Sherut Leumi de las muchachas religiosas, pero al mismo tiempo es necesario continuar mejorando los contenidos espirituales de ese marco” (Sefer HaRabanut HaRashit LeIsrael, pág. 1460).
Según las conclusiones de esa comisión, en el año 5750 el Gaón, el Rav Mordejai Eliahu expresó su oposición al Sherut Leumi de la forma que fue organizado hasta ese momento (Sefer HaRabanut HaRashit LeIsrael, pág. 191, acotación 94). Él escribió: “No hay ninguna forma de permitirle a las muchachas ir al Sherut Leumi, incluso lo que es llamado voluntario” (Iturei Cohanim 104, pág. 30). Su hijo, el Gaón, el Rav Shmuel Eliahu aclaró el 21 de Av del 5766 que su padre se opuso al Sherut Leumi en su forma actual, pero no en forma básica general, y explicó en extensión que todo depende de quién es el responsable, con quién trabaja la muchacha, quién es su jefe, y lo más importante es si la actividad es acorde con las halajot del recato, cuando la regla general es que debe ser un lugar protegido, y cada lugar debe ser juzgado por separado. Y también cuando yo en mi humildad traje una pregunta de una alumna que pidió que pregunte en su nombre al Gaón, el Rav Mordejai Eliahu si puede hacer Sherut Leumi en la Ulpena (liceo de muchachas religiosas) donde estudió, él contestó que sí.
En cuanto a la opinión de nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk, escribió: “Nuestra santa Mishná determina en forma fija que tratándose de miljemet mitzva (guerra que es mitzva), también la novia sale a luchar, y según la determinación y aclaración del gran Rav después del Ramba”m – el Radba”z – ella apoya a los soldados, y hoy en día eso es hecho a través del Sherut Leumi, tomando en cuenta el recato con santo temor de nuestros sabios, como es descrito y contado al final del tratado de Kidushin” (Sijot HaRav Tzvi Iehudá, cap. 5, Binian HaBait, pág. 59). Es decir, Sherut Leumi es una mitzva a condición que se tenga santo temor por el recato.
Escribió el Gaón, el Rav Avraham Tzukerman, que fue el director de la ieshivá de Kfar HaRoe y el resto de las ieshivot tijoniot de Bney Akiva, que el Sherut Leumi de las muchachas es una gran mitzva de brindado, marchando según los caminos de D’s, es parte de la educación a entregar, y de la educación para ser ayuda del marido (Atar HaIeshiva, 3 de Kislev 5767).
Por supuesto, los directores de las Ulpenot son los expertos más grandes para saber dónde el Sherut Leumi es una bendición para la muchacha y para la nación, y dónde producirá daño, D’s no lo permita.
En resumen: 1. El Sherut Leumi para muchachas es una gran mitzva de brindado. 2. También educa a la muchacha a entregar y ser responsable, lo que la prepara para ser compañera de su esposo y madre de sus hijos. 3. Es obligación que sea sólo en el lugar donde hay vigilancia de un Rav que autoriza que todo está bien y es correcto.