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Rav Shlomó Aviner Los sueños
Rav Shlomó Aviner
(Beahava Ubeemuna No608)

Según la concepción del Ramba”m en cuanto a la interpretación de los sueños (More Nebujim 2:36-38), durante el día la persona es inundada por la secuencia de las acciones, la información y las distintas sensaciones – importantes, y también las que no lo son. En la noche, todo lo superfluo se desvanece, y quedan sólo las aspiraciones principales de la persona. De esa forma, sólo lo realmente importante surge en el sueño. Por las inquietudes del día es difícil ocuparse sólo de lo importante, pero cuando llega la noche – no hay más preocupaciones banales, y quedarán sólo las preocupaciones importantes: Es decir, lo que realmente preocupa e inquieta a la persona. Por supuesto, no se debe interpretar esa ciencia en forma tan sencilla ya que es muy profunda: Nuestros sabios nos advierten que el sueño se encuentra envuelto de metáforas abstractas y vestiduras especiales (ver Brajot 56-57). Existen dos tipos de sueños: El primer tipo “un sesentavo de profecía” (Brajot 57B). Y el segundo tipo “sueños falaces” (Zjaria 10:2, Brajot 55B). Ellos nos dicen que el primer tipo, es un sueño inducido por un ángel, y el segundo es inducido por un demonio (Brajot 55B). El Ramba”m (More Nebujim 2:37) nos explica que en esencia es lo mismo, y de una forma u otra, el sueño que la persona ve es una expresión de su contenido interno.
El relato del sueño de Paró (El Faraón) y la interpretación de Iosef nos enseña mucho respecto a ese tema. Paró – que era una persona seria – de momento que estaba preocupado por la economía de su país soñó algo afín, y de esa forma le fue interpretado el sueño. Nuestro patriarca Iaacov soñó con una escalera que se encuentra apoyada en la tierra y llega hasta el cielo, ya que en ese momento esos eran sus pensamientos – cómo hacer una “escalera” que llegue al cielo?.

Paró, que se preocupaba por la economía de su país, soñó con ello, y llegó Iosef e interpretó su sueño justamente de esa forma – pero partiendo de la base del Temor a D’s. Paró se conmociona: “Y envió llamar a todos los magos de Egipto y a todos sus sabios, y contóles Paró su sueño, mas no hubo quien se lo interpretase a Paró” (Bereshit 41:8). “Lo interpretaban, pero no ‘a Paró’ – él no los escuchaba, su interpretación no lo tranquilizaba. Le decían: Te nacen siete hijas, y luego entierras siete hijas. Conquistas siete países, y luego siete países se rebelan” (Bereshit Raba 89:6). Paró rechaza esas interpretaciones: Él siente que su sueño no habla de algo personal (hijas), ni tampoco de un acontecimiento histórico pasajero (países), sino que algo que tiene que ver con la esencia de toda la forma de vida de Egipto. Pero interpretaciones de ese tipo – no le fueron dichas.
Es extraño: La interpretación de Iosef parece ser tan lógica y tan sencilla!. Todos sabían que el Nilo es la fuente del sustento de Egipto, y se puede comprender de acuerdo a eso qué simbolizan las siete vacas y las siete espigas. Por qué no lo pensaron antes los sabios de Egipto?. Nuestros sabios nos insinúan que había quienes conocían la interpretación auténtica pero temían, porque los egipcios no serán capaces de asimilar algo así: Se trata de una revolución de todos sus conceptos. Para los egipcios el Nilo es la fuente de vida, es el dios. Los ciclos de la naturaleza son el dios, que entregan la vida y el sustento. También existe un dios encargado del bien y del mal, un dios moral y espiritual, pero no tiene nada que ver con la economía. Hay dioses determinados que dirigen la naturaleza física, y hay otros dioses que se encargan del mundo moral. El bien y el mal se encuentran fuera del marco económico.
Iosef – es un muchacho “ivri” (hebreo), se encuentra más allá del río, por encima del mundo de conceptos común y corriente. Como dijeron nuestros sabios: “Todo el mundo en una orilla del río, y Avraham en la otra orilla” [en hebreo, “ever” es también “orilla”. N. del T.]. Y él les hace saber: “Lo que D’s va a hacer, lo ha mostrado a Paró” (Bereshit 41:28). Existe una fuerza Divina que se encuentra por encima de la naturaleza y la subyuga, la naturaleza no es una fuerza independiente. El D’s abstracto espiritual, el D’s del bien y del mal, ese es El Eterno, que también es El Señor – amo de todas las fuerzas. No hay dos mundos – material y espiritual – que no están unidos: El bien y el mal se encuentran dentro del sistema económico, como nos dice la Torá: “Y sucederá, que si oyereis atentamente Mis mandamientos... os daré la lluvia de vuestra tierra en su tiempo” (Dvarim 11:13). Iosef, que conoce la verdad que se esconde tras el sueño, dice esa verdad. Y sus palabras producen en el corazón de Paró toda una revolución: “Hallaremos, acaso, un hombre como éste, en quien está el espíritu de D’s?” (Bereshit 41:38).