Artículos | Imprimir | Página inicial


El origen del hombre

(Basado en el artículo “Guil HaAdam” de Mordejai Kilsev, 5760)

Muchas veces son planteadas aparentes contradicciones entre la Torá y la ciencia, como en el caso de la creación del hombre: Hoy en día, la mejor teoría que posee la ciencia para explicar el origen de las especies, es el neo-darwinismo. Según esa teoría, las especies derivan unas de otras a través de largos procesos evolucionistas, de mutaciones y selección natural. Y también el hombre, es producto de un largo y lento proceso evolucionista. Desde el “Homo Erectus” y el “Homo Habilis”, nuestros ancestros, hasta el hombre moderno, pasaron cientos de miles de años, quizás un millón de años!. Ellos eran bastante parecidos a los demás animales, a pesar de su posición erguida, o la facultad de crear herramientas. Con el correr del tiempo, vamos avanzando en el parecido con el hombre moderno, llegando finalmente al “Homo Sapiens Sapiens”. Pero en esencia, el hombre no es más que un animal sofisticado - afirman los neo-darwinistas. Esta afirmación es toda una revolución de conceptos, con relación a la forma de pensar de la época anterior al Darwinismo. Eso también implica una problemática para los antropólogos: Cuándo dejó de ser animal el hombre?. Hay acaso algún evento que nos permita determinar el pasaje del animal al hombre?. Entre los eventos significativos históricos, encontramos que el hombre comenzó a practicar cierta agricultura hace 11500 años, aproximadamente. Sin duda, una criatura que siembra llegó a un grado de evolución bastante avanzado. Pero también mucho antes el hombre aprendió a utilizar herramientas. Su capacidad craneal, es muy superior a la de otros animales, mucho antes del “Homo Sapiens”!. Sea cual sea el criterio que utilicemos para determinar el momento en que apareció el hombre, llegamos a una contradicción con la Torá: La Torá sostiene que hoy en día estamos en el año 5764. No es tan claro a partir de qué momento comenzamos a contar los años, pero la mayoría de las opiniones están de acuerdo en que por lo menos a partir del momento en que el hombre fue creado. No importa cuantos fósiles de dinosaurios sean hallados, de épocas que datan de millones de años: Todo eso pertenece a los “seis días” de la creación, anteriores al hombre, donde el criterio de “día” no era como nosotros lo conocemos, y bien puede ser “eras”! (The Seven Days of Beginning, Rav Munk. Rashi, Bereshit 1:14. Bereshit Rabah 9, al final). Pero a partir de la creación del hombre, hablamos de 5764 años. No podremos describir en este breve artículo la cantidad de hallazgos pre-históricos que fueron encontrados sólo en Israel: Decenas de sitios, con cientos de esqueletos completos de hombres, miles de construcciones, centenas de miles de jarras de arcilla y centenas de herramientas de metal, parte de ellas talladas con buen gusto y habilidad, centenas de miles de restos de animales y vegetales domésticos, que no fueron encontrados en épocas anteriores. En otras palabras, encontramos restos de poblados, agricultura y alfarería desarrollados, y todo eso en un rango de 5300 a 10000 años atrás!. Incluso si intentamos argumentar que D’s creó “de antemano” esos restos en la tierra – por alguna razón que sólo Él sabe (Rav Seniorson, carta de 5722, edición 5740, Pág. 89) – es sorprendente su similitud y continuidad con los hallazgos posteriores!. Entonces, cómo puede afirmar la Torá que el hombre fue creado sólo hace 5764 años?.
En la Mishná, hay una discusión respecto a cierta criatura llamada “Adnei HaSade”. Rabí Iosi opina que cuando esa criatura muere, su impureza es semejante a la de una persona que falleció. Pero los demás sabios discrepan, y sostienen que es como cualquier otro animal (Kilaim 8:5. Ver también Sifra, Vaikrá 11:27. Kohelet Rabah 8:11). Pero, qué es esa criatura?!. Hay quines piensan que se trata de un gran mono, semejante al hombre. Según el Talmud Ierushalmi se trata del “Hombre de las Montañas” (el Yeti?). Y el Ramba”m comenta que esa criatura incluso es capaz de hablar (comentario a la Mishná, Kilaim 8:5). Es decir: Un tipo de “hombre salvaje”, muy semejante al hombre propiamente dicho. La halajá, fue determinada en este caso como los demás sabios: Ese homínido no es un hombre, es un animal!. La diferencia entre ese animal y el hombre, no se encuentra en el plano físico - sino que en el plano espiritual.
La ciencia, trata temas que están relacionados con el mundo material, mensurable, tangible. Lo que no es tangible, no es científicamente tratable. D’s, por ejemplo, es científicamente intratable: No es mensurable ni tangible. Desde el punto de vista científico, D’s está más allá del alcance, es un tema “meta-físico” (más allá de la física). Desde ese punto de vista, el criterio para determinar la aparición del hombre debe ser un criterio físico, basado en hechos comprobables científicamente hablando: Su constitución física, o su actividad. Y según ese criterio el hombre apareció hace mucho tiempo. Pero la Torá no es un libro de ciencia: Ella no tiene como objetivo describir los procesos físicos o biológicos a través de los que fueron creados el mundo y el hombre (Rav Shlomó Aviner, Iturei Cohanim 207, Pág. 23). Su criterio para determinar la aparición del hombre es un criterio espiritual: Los animales tienen “nefesh”, “ruaj”. El hombre, por encima de esos niveles de espiritualidad, posee “neshama”. La primer criatura con neshama, fue creada hace 5764 años. Antes, existían animales sofisticados, incluso homínidos inteligentes que cultivaban, fabricaban vasijas y construían casas, con una gran capacidad craneal, que caminaban erguidos… pero eran, a fin de cuentas, animales!. Desde el punto de vista de la Torá, no hay ninguna diferencia si D’s imbuyó una neshama en el polvo de la tierra o luego de un largo proceso evolutivo en un homínido (Rav Shlomó Aviner, Iturei Cohanim 207, Pág. 24. Iturei Cohanim 226, Pág. 12-15). Todos saben que el relato de la creación es muy profundo, donde la mayoría no está escrito sino que insinuado, y no hay ninguna dificultad en interpretar los versículos en forma alegórica (Rav Kuk, Igueret 91, Pág. 105).
Si la condición humana, es decir, la neshama apareció sólo hace 5764 años, existe algún indicio arqueológico que insinúe ese cambio repentino?. En el Sur de la Mesopotamia, se encontraron los restos de tablillas con notas y números grabados en ella; los restos de escritura más antiguos que han sido hallados. Su antigüedad, es de 5700 o 5800 años. Antes de esa fecha, encontramos escritura simbólica, como los sellos, donde los dibujos simbolizan conceptos. Pero no una escritura propiamente dicha - que requiere un alto grado de abstracción. También es esas fechas comienzan a surgir en Israel las primeras concentraciones urbanas, ciudades, con cierto planeamiento, construcciones públicas y murallas. Por lo visto, eso es un indicio de fenómenos culturales y sociales que cambiaron la vida de los habitantes. Y en la Torá: “Y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad según el nombre de su hijo, Janoj” (Bereshit 4:17).
La aparente contradicción entre la Torá y la ciencia, no existe: Se trata de criterios distintos, y según el criterio utilizado llegaremos a una conclusión distinta respecto a la edad del hombre, aunque ambas conclusiones son válidas.
El mundo en el que vivimos, es complejo: Está compuesto por la dimensión física, y también por una dimensión espiritual. Gracias a la ciencia, aprendemos a conocer y describir la dimensión física de la realidad. Pero cuando queremos tener un conocimiento cabal de toda la realidad, debemos conocer también el aspecto espiritual de ella, y ese e
s el objetivo de la Torá. Sólo cuando ambos puntos de vista son conjugados en la forma adecuada, obtenemos un conocimiento auténtico de la realidad. Las aparentes contradicciones surgen cuando se niega la legitimidad o validez de alguno de esos puntos de vista, lo que conduce a un conocimiento parcial de la realidad. Pero ambos puntos de vista no son antagónicos, sino que complementarios.