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La Suca que se cae
Rav Azriel Ariel
(Beahava Ubeemuna No585)

Nuestra Suca (tabernáculo) es débil, provisoria, se tambalea. No es capaz de protegernos de la lluvia ni de las otras incomodidades del tiempo - el calor, el frío – es limitada. Y por supuesto que no puede brindarnos una protección auténtica frente a algún enemigo o atacante. La Suca es provisoria en su esencia – no sólo en el lapso de tiempo que la utilizamos. Fue determinado en la halajá que una Suca más alta de 20 codos no puede ser utilizada: No porque su techado se encuentre demasiado alto, sino que por la necesidad de construir algo fuerte y estable que sea capaz de elevarse a esa altura. Porque la Torá nos ordenó construir “una vivienda provisoria” (Suca 23A).
En contraste, la casa es fuerte, estable, fija. Tal parecería ser que tiene todo lo necesario para garantizar la protección de sus habitantes por largo tiempo. Pero cuando se habla del Reinado de Israel, justamente se lo compara con la Suca: “En aquel día levantaré la Suca de David que se cae, y cerraré sus quiebras, y levantaré sus ruinas, y la volveré a edificar como en los días de antaño, para siempre” (Amos 9:11). Por qué fue comparado el Reinado del linaje de David con la Suca?.
Podemos decir que las ventajas de la Suca son justamente producto de sus carencias. La estabilidad y firmeza de la casa – es sólo aparente. Sólo hace 14 meses vimos cómo un grupo completo de asentamientos – construidos en forma ejemplar – es convertido en escombros en cuestión de pocos días. 10 minutos por casa. Sólo hace dos meses vimos decenas de miles de personas saliendo de sus casas – que no podían protegerlos de los mortales cohetes que
eran lanzados más allá de la frontera. Para que una casa pueda protegernos, para que pueda seguir existiendo, necesita algo más: “Si el Eterno no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican. Si el Eterno no guarda la ciudad, en vano vela el guardián” (Tehilim 127:1). La Suca – justamente por ser inestable, por ser provisoria, nos hace notar su superioridad: En ella, nos encontramos “a la sombra de la fe”. David dice “porque Él me esconderá en Su Suca en el día de la calamidad” (Tehilim 27:5): Yo sé que sólo una Suca endeble me protege, pero tratándose de la Suca de D’s, me siento como “sobre una roca en lo alto” (Ídem.). La fortaleza de la casa, es una firmeza de origen humano. Mientras que la fortaleza de la Suca – es de origen Divino. Las vigas de la casa – son productos elaborados por la mano del hombre. Mientras que el techado de la Suca – que debe ser hecho de ramas naturales – lleva la marca de D’s, como las Nubes de Honor que protegieron a nuestros antepasados a la salida de Egipto, sobre sus cabezas.
Así dice el Mahara”l (Netzaj Israel, Cáp. 35): “Por ello, apodó al Reinado del linaje de David ‘Suca’. Porque el Reinado del linaje de David es un reinado Divino, no como los otros reinados que son laicos. Y por ello, no lo apodo ‘casa’ – que es una edificación fija, como todo lo natural que es fijo en nuestro mundo. Porque lo que es Divino, no es fijo en este mundo, sólo provisorio – como la Suca, que es provisoria. Y por ello, la Suca debe ser una vivienda provisoria, porque se trata de una mitzva Divina, y lo correspondiente es que se viva en ella en forma provisoria. Y dijo Amos: ‘En aquel día levantaré la Suca de David que se cae’ (Amos 9:11)”.
Es más. La estabilidad de la casa, es también una desventaja. Si una casa se cae, no hay quien pueda volver a levantarla. No hay más remedio: Se debe
demolerla hasta los cimientos, y tirar a la basura todos los escombros. Luego, se debe adquirir materiales nuevos, y comenzar todo el proceso de construcción desde el principio. En contraste, si una Suca se cae, es fácil volver a construirla. Y con los mismos materiales!. Y no se tratará de una Suca nueva: Es la misma Suca original!. Así es el Reinado de Israel, semejante a la Suca – distinto de los grandes imperios, semejantes a una casa. Egipto y Persia, Babilonia y Asiria, Grecia y Roma – gobernaron con supremacía hasta que cayeron, para toda la eternidad. “Cuando los inicuos brotan como la hierba, y florecen todos los obradores de iniquidad, es para que sean destruidos para siempre” (Tehilim 92:8). Mientras que respecto al Reinado de Israel, se puede decir “aunque el tzadik (justo) cayere siete veces – se levantará” (Mishlei 24:16). El Reinado de Israel se ha saciado de caídas – y siempre vuelve a levantarse. También cuando está caído, es llamado “la Suca de David”: Ese continúa siendo su nombre, porque en cualquier momento volverá a ser construido, como en los días de antaño. Las fuerzas de vida de origen Divino se esconden en esa Suca, nunca la abandonaron y nunca la abandonarán. “Y el Eterno de Israel no mentirá, ni mudará de propósito, porque Él no es un hombre para que cambie de parecer” (Shmuel Alef 15:29). Mientras que los gentiles se alegran y festejan diciendo “ha caído, no volverá a levantarse la virgen de Israel” (Amos 5:2) – el rey David los antecede, y bendice: "El Eterno sostiene a todos los que caen” (Tehilim 145:14).
La Suca de David que cayó se levantará – pero en realidad no se levantará, porque todos entenderán que nunca cayó, y cuando sea revelado ese auténtico fulgor, ya será la garantía de su existencia eterna” (Rav Kuk).
Pero nuestro anhelo es levantar la Suca antes que termine de caerse, como dice el autor de “Arbei Najal” (Bahar). La gueulá (Redención) que llega “en su momento”, surgirá sólo cuando la Suca de David haya caído totalmente: “Ha caído, no volverá [a caer nuevamente] – levántate, la virgen de Israel!” (Amos 5:2) – así acostumbraban a decir los sabios de Eretz Israel (la Tierra de Israel) [ese versículo puede ser interpretado de dos formas contrarias, de acuerdo al lugar donde se ponga la coma. N. del T.]. Pero la gueulá “apresurada”, puede surgir antes de eso – y detener la caída total. Por ello, anhelamos que sea “apresurada”, que llegue cuando la Suca todavía está cayendo, y la vuelva a edificar. Por ello, decimos “la Suca de David que se cae” – cuando aún no terminó de caer.
Hay tres fases en la edificación de la Suca de David, como dice el profeta Amos: “En aquel día levantaré la Suca de David que se cae, y cerraré sus quiebras” – en primer lugar, se debe
detener la caída. Luego, “y levantaré sus ruinas” – renovarla como en los días de antaño. Y por último, “y la volveré a edificar como en los días de antaño, para siempre” – para toda la eternidad (Amos 9:11, Malbi”m).
A eso nos referimos en Birkat HaMazon (bendición posterior a la comida), cuando decimos: “El Misericordioso nos edificará la Suca de David que se cae”.