Artículos | Imprimir | Página inicial


Un día de reposo completo
Rav Azriel Ariel
(Beahava Ubeemuna No584)

En la Torá no solamente el séptimo día de la semana es llamado “shabat”, sino que también todo Iom Tov (día festivo). Así nos enseñaron nuestros sabios cuando comentaron el versículo “y os contaréis siete semanas desde el día siguiente al shabat” (Vaikrá 23:15), y dijeron que se debe comenzar la cuenta a partir de la salida del primer Iom Tov de la festividad de Pesaj. Y de esa forma, es más recalcada aún la singularidad de Iom Kipur (el Día del Perdón), que no sólo fue llamado por la Toráshabat”, sino que “shabat shabaton” (Vaikrá 17:31).
En qué sentido Iom Kipur es considerado más shabat que el shabat mismo?. Si buscamos en el plano de la severidad de sus prohibiciones, encontraremos que el shabat es más severo – ya que el que lo trasgrede, su castigo es la muerte por apedreamiento, mientras que el que trasgrede las prohibiciones de Iom Kipur es castigado con la pena de Karet [castigo Divino, que es considerado menos severo que el apedreamiento. N. del T.]. Quizás esa fue la razón por la cual el Ramba”m formuló la halajá de la forma siguiente (Hiljot Shbitat Asor 1:1-5): “Es un precepto positivo el no realizar melajot en el décimo día del séptimo mes, como dice el versículo ‘shabat shabaton será para ustedes…’ (Vaikrá 17:31)”. “Hay otro precepto positivo en Iom Kipur, y es no comer ni beber, como dice el versículo ‘afligiréis vuestras almas’ (Vaikrá 17:29)”. “Y también nos fue trasmitido por la tradición que está prohibido bañarse o untarse aceite en él… y tenemos prohibido hacerlo, de la misma forma que no comemos ni bebemos, como dice el versículo ‘shabat shabaton’: ‘Shabat’ – en cuanto a las melajot, y ‘shabaton’ – en cuanto a todas esas otras cosas que no hacemos en él”.
Qué sentido tiene centrar todas las halajot de Iom Kipur en el concepto de “shabaton” (reposo absoluto)?. Podemos encontrar en ello un mensaje básico en lo que respecta al significado del ayuno: Cuál es el objetivo del ayuno?. Él reprime las tendencias corporales del individuo. Con él, se expresa que estamos dispuestos a renunciar a los placeres
materiales. Estamos dispuestos a sufrir, a sentir hambre, sed, incomodidad. Y todo eso - para qué?!. Acaso la Torá de Am Israel (el Pueblo de Israel) le exige a sus hijos ser masoquistas, y amar el sufrimiento?!.
Es muy conocido el refrán jasídico que dice: “En el ayuno del 9 de Av [por la destrucción del Templo. N. del T.] – quién es capaz de comer?!. Y en
Iom Kipur – quién necesita comer?!”. Seamos sinceros con nosotros mismos: Quién estaría dispuesto a renunciar a Iom Kipur? – con toda su dificultad!. Necesitamos esa vivencia de purificación. Necesitamos esa sensación de elevación espiritual. Necesitamos sentir que por un momento salimos del círculo egoísta de nuestras vidas, y trepamos a un lugar más alto, más valioso.
El ayuno no es un día de sufrimiento para la persona. El ayuno es el reposo absoluto de sus fuerzas creativas. El ayuno es la anulación de las pasiones materiales. El ayuno es la supresión de la avidez por el placer efímero. Él refrena cierto aspecto de nuestra personalidad
- para permitirle a otro aspecto de ella salir a flote. Es una expresión de nuestro profundo deseo de encontrarnos en otro lugar, totalmente distinto. Es una expresión de nuestro deseo de vivir algo con un contenido eterno, profundo, elevado. El ayuno no tiene por objetivo arruinar a la persona: Su meta es revelar su deseo más auténtico, más profundo y más sincero.
Por ello, hay una
mitzva de comer y beber en vísperas de Iom Kipur. Por ello, hay una mitzva de comenzar a construir la Suca (tabernáculo) inmediatamente a la salida del ayuno. El descanso del décimo día del mes de Tishrei no es para hacer sufrir a la persona. Es para permitirle regocijarse con un placer mucho más profundo. Es para permitirle un “nivel de vida” mucho más alto, para hacernos salir de las nimiedades cotidianas, para revelar nuestros más elevados anhelos de valores, para encontrarnos con el profundo sentido que le damos a nuestras vidas.
En base a la profunda vivencia de ese día de reposo absoluto, seremos merecedores del perdón, la absolución, indulgencia y purificación.