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Moshé y Eliahu
Rav Azriel Ariel
(Beahavá Ubeemuná No501)

No es por casualidad que el episodio que protagonizó el profeta Eliahu en el monte Carmel fue elegido como la Haftará de la Parashá del Pecado del Becerro de Oro, y hablaremos de lo que tienen en común ambos sucesos y en qué difieren.
En ambos casos el pueblo peca rindiéndole culto a otros dioses: En nuestra Parashá - al Becerro de Oro, y en la Haftará - al "Baal" [culto al Sol. N. del T.]. En ambos ocurre algo que conmociona a todos los presentes: Aquí, Moshé quiebra las Lujot HaBrit (Tablas de la Ley) (Shmot 32:19), y allí, desciende un fuego del cielo (Melajim Alef 18:38). En ambos casos los que pecaron son castigados con la muerte: Aquí, los 3000 que adoraron al Becerro de Oro (Shmot 32:28), y allí, los 950 falsos profetas del "Baal" y la "Ashera" [culto a la Luna. N. del T.] (Melajim Alef 18:40). En ambos casos el profeta se dirige al Har Sinai (Monte de Sinai), y en ambos casos se habla de 40 días: Moshé ascendió al monte durante 40 días (Shmot 34:28), mientras que Eliahu llegó a él caminando durante 40 días (Melajim Alef 19:8). Ambos son merecedores de una revelación Divina: Moshé en la grieta de la roca (Shmot 33:22-23), y Eliahu - en la cueva (Melajim Alef 19:9). Pero justamente las similitudes acentúan las diferencias.
En el episodio del Becerro de Oro, nuestro Rav Moshé se destaca como el defensor de
Am Israel, que sacrifica todo su ser para que el pacto entre Am Israel y D's sea respetado. Pero Eliahu justamente recalca las carencias de Am Israel: Cuando se encuentra con el rey Ajav, lo acusa de ser el culpable de las aflicciones de Am Israel (Melajim Alef 18:18). Y en su encuentro con D's él dice: "Porque los hijos de Israel han desechado Tu pacto, y han derribado Tus altares, y han matado a filo de espada Tus profetas" (Melajim Alef 19:10). Moshé le ruega a D's que no castigue a Am Israel, mientras que Eliahu ayuda a castigarlo con la sequía, y quizás también es él el que tomó la iniciativa en ese caso. Es muy notoria también la diferencia en cuanto a los resultados de sus actitudes: Moshé continúa dentro del pueblo como el líder por muchos años, mientras que Eliahu se dirige al desierto y es ordenado ungir otro profeta que tome su lugar. Moshé quiebra las Lujot HaBrit y recibe la confirmación Divina: "Que rompiste - muy bien que las rompiste", mientras que a Eliahu le es dicho que "mas el Eterno no esta en el viento... mas el Eterno no esta en el terremoto... mas el Eterno no esta en el fuego..." sino que D's se expresa en "una voz callada y suave" (Melajim Alef 19:11-12).
En efecto, es muy difícil hacerle frente a un pueblo que danza alrededor del Becerro de Oro. Parecería ser que ya todo está perdido, y no hay más esperanzas. Es muy tentadora la proposición Divina: "Se encienda Mi ira contra ellos y los consuma, y Yo haré de ti una gran nación" (Shmot 32:10). Es fácil concluir que se debe exclamar: "Muy celoso he sido por causa del Eterno, el D's de las huestes" (Melajim Alef 19:10), con el terremoto, con el tempestuoso viento y el fuego. Pero no es ese el camino. Tres años de sequía que concluyen con una lluvia torrencial, un fuego que desciende del cielo y un pueblo que aclama dos veces "el Eterno es solo el D's" (Melajim Alef 18:39), no son capaces de generar una revolución. Es cierto, también en el episodio del Becerro de Oro se necesitaba una acción drástica que los conmocione: Las Lujot HaBrit son quebradas, el Becerro de Oro es quemado y molido, los que le rindieron culto directamente son castigados severamente. Pero eso es sólo el principio del proceso. Él continúa - con las mitzvot de D's: "Escríbete estas palabras", las palabras de la Torá que debes estudiar con aplicación y enseñarlas día a día, "porque según el tenor de estas palabras he concertado un pacto contigo y con Am Israel" (Shmot 34:27). Y la continuación inmediata - reunir a todo el pueblo en la edificación conjunta del Mishkan (El Tabernáculo) y sus utensilios. Y si el pueblo no es capaz de mirar directamente la cara de Moshé - de la que emana un fulgor Divino desde su descenso del monte - se la debe cubrir con un velo, un velo que permite el contacto personal, cara a cara. En cuanto a Eliahu, el proceso es distinto: El impresionante episodio en el monte Carmel será olvidado rápidamente. Eliahu - cuyas grandes aspiraciones lo desconectan del pueblo - se eleva al cielo en un torbellino (Melajim Bet 2:11), mientras que el profeta Elishá toma su lugar. Elishá no se dedica a amonestar al pueblo en los portones de la ciudad, no amenaza ni castiga, sino que dirige al pueblo permaneciendo dentro de él, realiza milagros y salva al público y también a las personas particulares, acaricia y abraza, se encuentra arraigado al pueblo y se conecta con él.