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Rav Shlomó Aviner Quiero ser Profesora
Rav Shlomó Aviner
(Beahavá Ubeemuná No569)

Si, quiero ser Profesora!. Mi marido está terminando su Doctorado en Física - y yo lo envidio. Pero finalmente yo haré un Profesorado. Siento que tengo las fuerzas para hacerlo. Yo quiero títulos y carrera, haré un Profesorado, triunfaré, y mis discípulos me valorarán. Yo quiero igualdad. No se trata de una idea mía, fue D's el que creó al hombre y la mujer iguales, ambos fueron creados a imagen y semejanza Divina. Tengo un alma pura, y tengo fe en mí misma. Por supuesto, soy distinta de mi marido, pero no soy menos que él. Seré una Profesora. Es un sueño que acaricio desde la Úlpena (preparatorio religioso para muchachas). Estoy convencida de ello, e incluso ya se en qué campo haré mi Profesorado: Profesora de Educación, profesora en educación de mis hijos. Con muchos títulos: Título de feminidad, título de casamiento, título de madre.
Por qué se sonríen?. No se trata de una broma!. Mi esposo fabrica componentes electrónicos para algún aparato importante - y yo, fabricaré niños. Yo fabricaré almas!. Por qué se ríen?!. Acaso es menos importante?!. No: Es más importante, seré una Profesora en Educación de mis hijos!.
Por supuesto, yo amo a todos los niños del mundo - pero los míos los anteceden. Ahora, soy educadora de una clase, una educadora buena y dedicada. Yo amo ese trabajo, y estoy contenta con él. Pero en cuanto nazca mi primer bebe - con la ayuda de D's - yo cesaré. Yo seré sólo para mis hijos. Si no habrá más remedio, y deberé trabajar para procurarnos el sustento - lo haré en la medida indispensable. Por supuesto, trabajaré con aplicación, pero sólo en la medida necesaria. O también si sentiré necesidad de airearme un poco.
Y quién ocupará mi importante lugar como educadora? - mi vecina, que cesó de enseñar cuando le nació su primer niño, y ahora que sus hijos han crecido, retorna al círculo laboral.
Ser madre, es ser Profesora y también un trabajo sacro. Es una meta grandiosa. Creo que fue Rabí Israel Salanter que dijo una vez: "El carpintero pisa sobre las virutas de la madera, el vidriero sobre las astillas de vidrio - y el educador, sobre las almas!". En efecto, es una tremenda responsabilidad, pero siento que tengo las fuerzas para ello. Y mi reinado, será mi hogar. Seré Profesora en Hogar, un refugio en tres aspectos distintos, como dice el Mahara"l (Derej Jaim, Avot 1:4-5): Un refugio material de la lluvia, el Sol y los demás adversidades, un refugio anímico, en el que todos puedan sentirse bien, y un refugio espiritual, en el que se añada fe y buenas virtudes.
Quiero una casa agradable, con utensilios lavados, toallas limpias, tacho de basura vaciado, sabrosos alimentos que esperan a sus habitantes, mesas preparadas que sonríen. Yo quiero ropa lavada y planchada, con botones cosidos. Quiero plantas que florecen, mis niños limpios y sus dientes cepillados. Esa pequeña casa será como un Gan Eden (Paraíso).
Pero lo más importante, es que sea una casa con un ambiente agradable, cálido, para mis hijos y para mi marido - que también le es muy necesario. Un ambiente de confianza en mis niños. De esa forma ellos crecerán alegres, tranquilos, saludables de espíritu. Por supuesto, no crecerán mimados, pero no olvidaré ni un momento que necesitan sentirse amados - como el aire para los pulmones. Eso lo aprendí de nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk, que nos enseñó que el comienzo de la educación es el amamantado. Al principio no comprendí qué quería decir con ello. Más tarde explicó que educar, es vincularse. Entonces comprendí!. Para mí, fue como un relámpago que me alumbró todo el panorama: Educar, no es necesariamente impartir conocimientos - es estar cerca, amar y abrazar. El amamantado es un ejemplo de todas las expresiones de amor, en base a las que la personalidad de los niños crece derecha. Esa casa no será otro "frente de lucha" para mi marido y mis hijos, sino que un lugar agradable en el que se los recibe tal cual son. Y de esa forma ellos realizarán proezas en el mundo. Incluso hacer los deberes con mis hijos será una vivencia agradable.
Y mi casa será un lugar donde se añadirá Torá, y Emuná (fe), y Temor a D's, y buenas virtudes. Porque antes que nada, yo seré una persona de ese tipo.
Ustedes ya ven: no hay de qué reírse. Ustedes ya ven que se trata de un Profesorado muy serio, con varios títulos, en distintas materias. Ustedes ya ven que se trata de una labor santa, que aprendí de las mujeres tzidkaniot (justas) en Egipto.
Y dónde me encuentro yo en todo eso?. Cuándo haré algo por mí misma?. Pero justamente esa soy yo, esa es mi felicidad y mi alegría!. Cuando le diga a mis hijos y a mi marido, desde la mañana hasta la noche: "Yo los amo, yo tengo fe en ustedes", y los vea calmos, tranquilos, alegres y riendo - no habrá nada que me haga más feliz!.

(En honor de "La" educadora de las mujeres de nuestra generación, la Rabanit Jana Tau zt"l)