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"Estas son las cuentas..."
Rav Azriel Ariel
(Beahavá Ubeemuná No503)

Am Israel se acerca a la cumbre: Ya hemos pasado la salida de Egipto, también hemos pasado el episodio de la entrega de la Torá. Incluso hemos salvado la gran crisis del Pecado del Becerro de Oro. Y ahora, llegamos a la cúspide: La revelación de la Shjina (Presencia Divina) en Am Israel con la construcción del Mishkan (El Tabernáculo) y su inauguración. Y de pronto, en medio de ese proceso, nos encontramos descendiendo "de un alto árbol a un profundo pozo", con una contaduría pormenorizada: Cuanto oro fue recaudado, cuanta plata y cuanto cobre, que se hizo con cada talento y cada siclo de plata, con toda la cantidad de cobre, y con cada trozo de metal, hilo púrpura y carmesí. Qué necesidad hay de realizar esa detallada contaduría, cuando nos encontramos tan cercanos a la cima de nuestros sueños?!.
Intentaremos responder esa pregunta, en base al midrash (Shmot Raba 51:1), que dice:
"No se nombra ningún administrador público que sea tesorero, salvo de a dos. Entonces, cómo puede ser que Moshé administraba el fondo público él solo?... A pesar que Moshé era el tesorero, llamaba a otros que hagan las cuentas con él, como fue dicho 'estas son las cuentas de los efectos del Mishkan... que fueron enumerados por orden de Moshé' (Shmot 38:21). No está escrito 'que fueron enumerados por Moshé', sino que 'fueron enumerados por orden de Moshé', bajo la dirección de Itamar".
Cuando se llega a la cumbre de las aspiraciones nacionales, nuestro Rav Moshé presta atención a la forma correcta de administración pública. Si bien es cierto que todos confían en el que D's atestigua que "en toda Mi casa es él el más fiel" (Bamidvar 12:7), eso no es suficiente. La justicia tiene que estar clara y verse también por todos, y todos deben comportarse en forma correcta tratándose de un cargo público, sin excepciones.
Por ello, fue fijado en el Shuljan Aruj (el libro de halajá por excelencia), en relación a la limosna (Iore Dea 257:2):
"No se les exige rendir cuentas a los administradores de la limosna... ya que fue escrito 'empero no se les ha de pedir cuenta del dinero que se les entrega para los obreros, porque ellos obran con fidelidad' (Melajim Bet 12:16)".
Pero agrega el Ram"a:
"Y de todas formas, para mostrar que sus manos están limpias frente a D's y frente a Am Israel, es bueno que rindan cuentas".
A primera vista, si los tesoreros son lo suficientemente hoscos como para no ofenderse cuando sospechan de ellos, quizás también tienen permitido desentenderse de las críticas posibles?. Pero no aprendimos así de la conducta de nuestro Rav Moshé: Es cierto que alguna pequeña sospecha que recaiga sobre él no ofenderá en forma personal a quien fue dicho "y el hombre Moshé era muy humilde" (Bamidvar 12:3). Pero qué será del nivel moral de una sociedad en la que semejantes sospechas recaen sobre su dirigente?. Acaso eso no justifica en cierta forma que otros administradores tomen dinero de los fondos públicos?. Acaso eso no aliviará la gravedad de las acciones de los "ladrones de cuello blanco" de todo tipo frente al público?.
Eso es lo que le preocupa a Moshé cuando se encuentra en la cumbre, cuando se culmina la construcción del Mishkan. Éste no se erigirá sólo por basas de oro, plata y cobre: Las basas morales sobre las que descansa la sociedad, no son menos críticas. No se puede "saltar" niveles. No se puede saltear valores. La dedicación a la construcción del Mikdash exige que prestemos atención también a los pequeños detalles, de rectitud pública y correcta administración, pequeños detalles sin los cuales no podrán erigirse las grandes torres.
Eso es lo que dijo el profeta Ishaya en su visión:
"Cómo se ha tornado ramera la ciudad fiel!. Llena estaba de juicio, justicia moraba en ella, mas ahora, homicidas inveterados. Tu plata ha venido a ser escorias, tu vino está adulterado con agua, tus príncipes son rebeldes y camaradas de ladrones, cada uno de ellos ama el cochero y corre tras las dádivas, al huérfano no hacen justicia, ni llega a ellos la querella de la viuda" (Ishaya 1:21-23)
En una situación moral como esa, el profeta amonesta a los que llegan a la Casa de D's:
"De qué Me sirve la multitud de vuestros sacrificios?, dice el Eterno... cuando venís a presentaros delante de Mí, quién lo ha demandado de vosotros, para que holléis Mis atrios?" (Ishaya 1:11-12)
Y en efecto, la gueulá (Redención) del pueblo y la tierra, lo sacro y el Mikdash llegarán junto con el corregimiento moral de la sociedad, del particular y del público al unísono:
"Y restituiré tus jueces como fueron originalmente, y tus consejeros como al principio, después de lo cual serás llamada Ciudad de Justicia, Ciudad Fiel. Tzion será rescatada con juicio, y sus habitantes con justicia" (Ishaya 1:26-27)
Es más. Moshé no se encarga de la correcta administración pública antes de la labor del Mishkan, ni tampoco después de ella, sino que durante ella: Entre la Parashá de la preparación - Vaiakhel - y la Parashá de la edificación - Pekudei. De esa forma nos enseña que no se trata de dos cosas distintas: El valor superior - de la revelación de la Shjina en el Mikdash - y el valor inferior - de una administración pública correcta - sino que son dos caras de una misma moneda Divina. Y así escribe el Rav Kuk zt"l (Orot HaKodesh 1:8):
"La vida social, con toda su corrección... se unirá con los anhelos eternos, que sólo ellos cuando se plasmen le serán de ayuda en los momentos difíciles".