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Rav Shlomó Aviner Tzahal no puede?!
Rav Shlomó Aviner
(Beahavá Ubeemuná No524)

Tzahal (Ejercito de Defensa de Israel) no puede?!. No existe “no puede”, sólo existe “no quiere” – así se acostumbra decir en Tzahal, y es cierto. Esa es la regla; no hay algo así, que Tzahal no sea capaz de cumplir con alguna misión. Si Tzahal “no puede”, ya dejó de ser Tzahal. Esa es la regla. Pero toda regla tiene su excepción, y hay una situación en la que lo cierto es lo contrario: Tzahal no puede, y si puede – dejó de ser Tzahal.
Si él desmantela comunidades de Am Israel en Eretz Israel – dejó de ser Tzahal. Si comienza una guerra civil – en la que pueden morir, D’s no lo permita, varios cientos de personas, como publicó la Oficina del Primer Ministro – entonces dejó de ser Tzahal. Porque Tzahal – como su nombre lo indica orgullosamente – es el Ejercito de Defensa de Israel, y su meta es proteger a los judíos, y por supuesto que no utilizar su fuerza para expulsar judíos tranquilos y buenos, entregando sus casas a asesinos. Si Tzahal tira a la calle hombres, mujeres y niños sin casa, sin sustento, sin escuela – entonces dejó de ser el Ejercito de Defensa de Israel, y se transformó en Tzagal (Ejército de Expulsión de Israel), o Tzaal (Ejército de Desmantelamiento de Israel), o Tzabal (Ejército de Huida de Israel).
Y esta es una carta de un oficial de Tzahal:
“Yo soy Comandante de Pelotón en una unidad de infantería que se supone deberá evacuar ciudadanos. Fuimos capacitados para hacerle frente a todo tipo de situaciones hipotéticas, y en toda situación está claro que debemos acatar las órdenes con la máxima sensibilidad y el mínimo daño posible. Pero hay una situación que no fue tomada en cuenta, y es sencillamente que no seamos capaces de llevar a cabo la misión. No porque no seamos suficientemente fuertes, sino que no somos capaces de desconectar a un judío de su tierra, sobre todo luego de un largo período de tiempo en el que los protegimos arriesgando nuestras vidas. Hay algo que está claro: Ese infortunado día, la orden será impartida pero no habrán soldados para cumplirla. Por ello, yo les ruego que no coercionen, porque arruinará todo. No somos capaces de llevar a cabo esa misión, y por el contrario, ayudaremos a los evacuados a volver a sus casas. Concluyo mi carta diciendo que soy una persona jiloni (secular) orgullosa, que se alegra que hay judíos cuerdos en el país. Gracias a ellos estoy dispuesto a luchar y cuidar y proteger a nuestra tierra y nuestro estado. Y hay muchos, muchos que piensan como yo que aún no han hablado, pero ese infortunado día los escucharemos. Con el corazón destrozado, y con lágrimas en los ojos, les digo a todos que somos hermanos, y entre hermanos no se pelea. Hasta la vista, en Gush Katif (los asentamientos judíos de la Franja de Gaza)”.
Él tiene razón, la mayoría de los soldados sienten así, pero no los dejan expresarse amenazándolos.
Bienaventurado sea el soldado que no es capaz, bienaventurado sea el soldado que continúa siendo humano, que continúa siendo judío con un corazón judío que aún no han logrado exterminar – ni lo lograrán.
Bienaventurado sea el ejército que no se suicida desde el punto de vista humano. Bienaventurado sea el ejército que no destroza a sus soldados en pedazos, que no los pone en dilemas imposibles y no le ordena a un hermano golpear a su hermano, junto con sus hijos. Bienaventurado sea el ejército que no realiza lavado de cerebros, ese deplorable “brainwashing” que inventaron los coreanos para inducir a soldados prisioneros a luchar contra sus hermanos. Bienaventurado sea el ejército que no malgasta millares para expulsar judíos y hacer recaer una catástrofe sobre otros judíos, en el Norte del Neguev y en el Sharon. Bienaventurado sea el ejército que no se convirtió en el Ejército de Defensa del Primer Ministro en su juicio penal. Bienaventurado sea el ejército que no borra la hermandad.
Y cuando Tzahal no pueda, y quizás se sienta un poco incómodo, lo consolaremos diciéndole que es semejante a D’s. Porque también D’s no puede hacer ciertas cosas, como explica nuestro gran Rav, el Rambam (More Nebujim 2:13): D’s no puede crear otro D’s como Él, y no puede convertirse en cuerpo - y no es considerado una limitación ni una debilidad. Y nosotros agregaremos que D’s no podrá hacer algo inmoral, ni algo irracional - y no es considerado una limitación ni una debilidad, sino que por el contrario, es algo sublime.
En forma similar respecto a nuestro ejército: No es concebible que no pueda proteger al país – y en efecto, lo protege. No es concebible que no pueda exterminar al terror – y en efecto, lo hace. Y no menos, no podrá hacerle frente a la suave amonestación: “Mi hermano, tú me expulsas?!”.
Sólo debemos recalcar que no se trata de desobedecimiento de la orden, ni amotinamiento. No se trata de una manipulación política, ni una amenaza, sino que se trata de una incapacidad moral humana auténtica, de un soldado que fue puesto en una situación imposible, en una dificultad insoluble en el plano moral, en una incapacidad absoluta producto de la hermandad.
Ocurrió que hubo dos soldadas jiloniot (seculares) con ideas izquierdistas que impartieron muchas charlas a soldados de preparación para la Desconexión, y hablaron con entusiasmo y convencimiento de la obligación de obedecer las ordenes. Finalmente, les fue informado que ellas son llamas a participar en le expulsión, e irrumpieron en un terrible llanto. Los soldados se extrañaron: “Ustedes mismas hablaron sin descanso con todos los soldados que se debe cumplir la orden!”. Contestaron: “Por supuesto, pero no nosotras!”.
Porque por siempre ese será el corazón del ejército: Responsabilidad mutua, tenemos un solo ejército, una sola policía, y un centro nacional de convenio. Amamos tanto al ejército y la policía!. Y cuando no sean capaces – los amaremos mucho más. Y siempre seremos un pueblo con un solo ejército.