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El rezo que fue aceptado
Rav Azriel Ariel
(Beahavá Ubeemuná No526)

Este artículo es escrito en un sublime y difícil momento de anhelación de la salvación, cuando el corazón eleva un rezo y los ojos lloran, por la salvación de los asentamientos en Gush Katif (los asentamientos judíos de la Franja de Gaza) y el norte del Shomrón (Samaria), cuando no tenemos ningún profeta y nadie sabe qué sucederá ni cómo ocurrirá.
Nuestro Rav Moshé se esforzó mucho rogándo entrar a "la buena tierra" en la otra margen del Iarden (Jordán). No podemos decir que no rezó como es debido: Las halajot del rezo las aprendemos de la oración de Moshé. Pero parecería ser que su rezo no fue aceptado: "Mas el Eterno se enojó contra mi por causa vuestra, de manera que no me escuchó" (Dvarim 3:26). Cómo debemos comprenderlo?.
En primer lugar, debemos comprender que el rezo no es una "poción mágica" absoluta. Acaso si alguno de nosotros rezará por algo que D's sabe que no es bueno para él, su oración "obligará" a D's a hacer algo que no es bueno para esa persona u otras?. El rezo y su acción caben cuando lo anhelado es realmente bueno y provechoso, sólo que es necesario orar para abrir la  posibilidad de su materialización. Y en efecto, el que mire en los comentaristas y los midrashim de nuestros sabios puede encontrar distintas razones para la decisión Divina que no es bueno para la edificación del pueblo y del mundo que Moshé cruce el Iarden.
Pero el que cree que el rezo de Moshé no surtió ningún efecto se equivoca. Nuestro Rav Moshé dijo "ruégoTe me permitas pasar y ver la buena tierra" (Dvarim 3:25). Y en efecto, D's le responde: "Sube a la cumbre, y alza tus ojos…" (Idem., 27). Es cierto que no verás la tierra de cerca como rogaste, sólo frente a ella, pero serás merecedor de verla. Mirar la tierra, no es sólo un vistazo de curiosidad, sino que es algo que tiene un efecto palpable. Mirar es la expresión del anhelo, del deseo, de la añoranza. Esa añoranza es un motor de gran potencia, si no en el presente - entonces, en el futuro. No sólo en el futuro lejano, sino que también los primeros pasos que se harán a continuación. "Manda empero a Ioshua, y fortalécele y anímale, porque él ha de pasar al frente de este pueblo, y él los hará poseer la tierra que tú verás" (Idem., 28). La orden de Ioshua, su fortalecimiento y animo - surgen del vistazo que Moshé miró desde la cima. Gracias a esa mirada, es seguro que "él los hará poseer la tierra" - no cualquier tierra, sino que justamente "la tierra que tú verás". Y todo eso - gracias al rezo.
El rezo no es en vano. No siempre logra su meta declarada, pero siempre tiene algún efecto - a veces, aquí y ahora, a veces en forma oculta, a veces en forma parcial, a veces más tarde, y a veces en otro lugar.
El rezo que elevamos a D's: "Nuestro Padre y Rey, abre las puertas del cielo para nuestra plegaria… Nuestro Padre y Rey, no nos despidas de Tu presencia con manos vacías… Nuestro Padre y Rey, que este momento sea un momento de misericordia y gracia ante Ti" - en este momento, y en este lugar, frente a nuestros ojos!.